La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y tiene un gran impacto en la vida de los niños, sus familias, las comunidades y la sociedad. A pesar de que hace más de 100 años que se empezó a usar la palabra autismo, más de medio siglo después de su clasificación médica y de que la divulgación sobre este trastorno sea cada vez mayor, es aún un gran desconocido.
Hoy se sabe que no es un problema social sino que tiene un origen neurológico y que se trata de una alteración -el término correcto es Trastornos en el Espectro del Autismo (TEA)- que abarca muchas afectaciones.
Es difícil dar una única definición para el concepto de TEA.
Las clasificaciones que se realizan están en continua modificación y, con frecuencia, la información que se encuentra en las diversas fuentes se refieren al autismo clásico. Sin embargo, hay todo un espectro de trastornos con diferente gravedad que se engloban dentro de los llamados TEA.
El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por graves déficits del desarrollo, permanentes y profundos, que afectan a la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas. La incidencia es de unos 60 casos por cada 10.000 niños.